¿Rusia y EE.UU. en guerra?
Todo lo que hay en juego y por qué ninguno de los dos puede ni va a ceder
Europa está más cerca que nunca de vivir un conflicto militar en el
continente después del que se produjo en los Balcanes hace tres
décadas. La fuente de tensión es
la frontera de Ucrania, donde Rusia lleva varias semanas acumulando
soldados y armamento.
La posibilidad de un ataque inminente
cobra cada vez más fuerza y ha vuelto a poner frente a frente a rusos y
estadounidenses en el que posiblemente es el momento de mayor tensión desde la Guerra Fría.
Entonces había dos potencias como
Estados Unidos y la Unión Soviética que se disputaban la influencia sobre el
planeta; ahora vemos a una potencia
que está perdiendo poder ante la emergencia china y a otra que
intenta recuperar la gloria
perdida y mostrar su dominio en la región.
Un choque de trenes provocado por la expansión de la OTAN hacia el este,
con la posibilidad de que Ucrania se una a la alianza. Una circunstancia que
Moscú rechaza de pleno porque supondría tener las armas estadounidenses a
escasos kilómetros del país. Cabe recordar que ambos son las dos principales potencias nucleares y que ya en los
años 60 estuvo a punto de producirse una guerra de estas características.
Este pulso entre ambos países ha ido
creciendo de intensidad en las últimas semanas y amenaza con estallar debido a
que las dos naciones se juegan mucho en este conflicto y no pueden dar su brazo
a torcer. Estos son los motivos por los que previsiblemente tanto Rusia como
Estados Unidos van a jugar esta partida hasta el final, lo que no hace pensar en una solución fácil.
Por qué Rusia no se puede echar atrás
En Rusia todavía está muy
reciente el pasado de la Guerra
Fría, cuando la Unión Soviética era una superpotencia que luchaba
con Estados Unidos por la influencia global. Hace tres décadas cayó la URSS,
pero desde entonces los rusos siempre han intentado mantener su influencia a nivel regional sobre
las antiguas repúblicas que la conformaban.
Producto de esta política, Putin invadió Crimea en 2014 y
no ha dudado en respaldar la represión gubernamental sobre las protestas en
Bielorrusia o Kazajistán. Curiosamente, al mismo tiempo, el país ha visto cómo
antiguos aliados, como Rumanía o
Bulgaria, han entrado en la OTAN, y se debate la posibilidad de
unión de Ucrania, Georgia o
Finlandia, todos ellos limítrofes con Rusia.
Este crecimiento de la alianza hacia
el este no es solo visto en Moscú como una
amenaza a su seguridad, sino también como una humillación a ese pasado reciente como
gran potencia, por lo que Putin está intentando jugar sus cartas.
Cabe señalar también que la
posibilidad de que en Ucrania se impusiera una democracia, como la de muchos
países de Europa, supondría un serio
riesgo para la supervivencia del régimen ruso, ya que podría convertirse
en un ejemplo para los sus propios ciudadanos, cansados de tantos años de
Putin, la represión y la
corrupción.
Además, de cara a su opinión pública
al Gobierno ruso le interesa que Estados Unidos le vea como un interlocutor a su nivel, ya que fomenta
el nacionalismo y la popularidad de su líder. Por eso, los medios estatales
llevan semanas preparando a
su opinión pública para el eventual conflicto. Y lógicamente
doblarle el brazo a Estados Unidos puede hacer que su influencia a nivel global aumente considerablemente.
Por qué Estados Unidos no puede echarse atrás
A pesar de que Estados Unidos lleva
tres décadas siendo la única gran potencia global, en estos momentos se
encuentra en un momento de
debilidad internacional. Por un lado, la emergencia de China como alternativa; y por el
otro, fracasos recientes como en
Afganistán, han mostrado que no está en su mejor situación.
De hecho, es sintomático que lo que
haya hecho Biden sea amenazar con
sanciones a Rusia y convocar a los aliados de la OTAN, una muestra
de que no quiere ir solo a este
conflicto y que necesita sentirse arropado. Precisamente, por eso
no puede darle esta victoria a Rusia, porque ahondaría aún más en su ya cuestionada imagen.
Hay otro factor y es la influencia
rusa que hubo en las elecciones de
2016 que se saldaron con la victoria de Trump sobre Clinton. Aquí
Moscú supo atacar al mismo corazón
de la democracia estadounidense, provocando el cuestionamiento del
sistema por parte de la sociedad. Tanto es así que hoy en día millones de
personas en el país siguen pensando que Biden es un presidente ilegítimo que robó las elecciones.
Una victoria inesperada para Putin
que, sin embargo, ahora le dificulta, ya que el presidente estadounidense no
puede echarse atrás, porque mostraría muchísima debilidad y la oposición se tiraría a su cuello.
Cabe recordar que hay elecciones al Senado y a la Cámara de
Representantes en el país este 2022 y que el demócrata no puede
permitirse una derrota. Así pues este pulso lo tiene que llevar hasta el final.
La conclusión
Lo cierto es que una eventual
invasión rusa de Ucrania representaría un
desafío para Europa y probablemente tendría como principal
consecuencia el aislamiento casi
completo de Rusia. Cabe recordar que el gas ruso abastece a la mayoría de países del
continente, por lo que el golpe económico para Moscú podría ser enorme.
No se puede olvidar que actualmente el PIB ruso se encuentra entre el
español y el italiano, por lo que está lejos de ser una de las
grandes potencias económicas del mundo.
Por su parte Estados Unidos, ya ha
mostrado el poco interés en entrar en conflicto armado, ya que el propio Biden
metió la pata al asegurar que no se impondrían todas las sanciones a
Rusia si se producía una incursión
menor.
Estamos, por tanto, en una situación en la que ambos tienen mucho que perder, por lo que es posible que todo se termine resolviendo con la diplomacia y lógicamente con concesiones por parte de los dos. Las próximas semanas serán decisivas.
Con material de Javier Taeño
| 21 de Enero 2022 | AP
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